8 maneras de comer para salvar el planeta
Inculcar a la población más joven las formas en que pueden ayudar a conseguir un planeta más sostenible y, por otro lado, cambiar sus hábitos alimentarios por dietas saludables que reduzcan los índices de obesidad en los niños europeos.
Una dieta más sana es una de las medidas que deben tomarse para evitar un cambio climático peligroso…
Un estudio de la Universidad de Cambridge, publicado en Nature Climate Change, sugiere que un cambio global hacia una dieta más sana es una de las medidas que deben tomarse para evitar un cambio climático peligroso y garantizar que haya alimentos suficientes para todos.
A medida que la población crece y los gustos mundiales se inclinan hacia dietas basadas en la carne, el aumento de los rendimientos agrícolas no satisfará la demanda de alimentos prevista para una población de 9.600 millones de personas, por lo que es necesario disponer de más tierras cultivables.
Esto tendrá un alto precio, advierten los autores, ya que la deforestación aumenta las emisiones de carbono, así como la pérdida de biodiversidad, y el aumento de la producción ganadera elevará los niveles de metano. Según ellos, es necesario cambiar las tendencias actuales de la demanda de alimentos mediante la reducción de los residuos y el fomento de una dieta equilibrada.
Los autores del estudio escriben que reducir a la mitad la cantidad de residuos alimentarios y gestionar la demanda de productos alimentarios, en particular, con cambios perjudiciales para el medio ambiente en las dietas mundiales, deberían ser objetivos clave que, de alcanzarse, podrían mitigar algunos de los gases de efecto invernadero causantes del cambio climático. La puesta en escena ayudará a estos jóvenes a tomar conciencia de los problemas y de su solución, a través de la inclusión social.
Por otra parte, existe otro problema que afecta a todo el mundo occidental: la OBESIDAD. La falta de información sobre métodos adecuados de nutrición y la escasa disponibilidad y asequibilidad de alimentos sanos contribuyen a agravar el problema. La promoción intensiva de alimentos y bebidas hipercalóricos entre los niños y las familias agrava aún más el problema.
Reducir los residuos y promover una dieta equilibrada
Reducir el sobrepeso y la obesidad
El mundo cada vez más urbanizado y digitalizado ofrece menos oportunidades para la actividad física a través del juego saludable. Además, el sobrepeso o la obesidad reducen las oportunidades de los niños de participar en actividades físicas en grupo.
En consecuencia, se vuelven menos activos físicamente, lo que los predispone a un sobrepeso cada vez mayor. La OMS reconoce la importancia crucial de reducir el nivel de exposición de las personas y las poblaciones a dietas malsanas y estilos de vida sedentarios, y expresa su compromiso de promover la aplicación de la Estrategia Mundial OMS sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud, incluida la introducción de políticas y medidas para promover dietas sanas y aumentar la actividad física.
Sobre el proyecto
8 MANERAS DE COMER PARA SALVAR EL PLANETA pretende inculcar a la población más joven las formas en que pueden ayudar a conseguir un planeta más sostenible y, por otro lado, cambiar sus hábitos alimentarios por dietas saludables que reduzcan los índices de obesidad en los niños europeos.
Está claro que si conseguimos que los niños vean esta medida como algo natural, integrado en su propia educación y desde los primeros años de su vida, podrán adoptar nuevos hábitos que les ayudarán a llevar una vida más sana más adelante y a la supervivencia del planeta. Por eso queremos promover un cambio de comportamiento en la elección de alimentos de los alumnos, con dos objetivos básicos:
Reducir el consumo de los alimentos más perjudiciales para el planeta para contribuir a su sostenibilidad.
Reducir los índices de obesidad infantil y conseguir una población más sana en el futuro.
Al inicio del proyecto, surgió un reto en torno a los 8 alimentos nocivos en los que nos centramos, que debían concretarse más adelante en los materiales educativos y las actividades. Durante la ejecución, los comentarios y la investigación mostraron que limitar el alcance a sólo 8 alimentos no reflejaba plenamente la complejidad o amplitud del tema. Tanto los socios como los participantes expresaron un gran interés en ampliar el enfoque para abordar otros alimentos nocivos, creando una experiencia de aprendizaje más amplia e impactante. En respuesta a estos comentarios, el consorcio acordó ampliar el enfoque de 8 alimentos a 8 + 3, introduciendo tres alimentos adicionales que aumentaron el valor educativo del proyecto. Esta adaptación requirió una cuidadosa planificación, ya que afectó a los plazos, la asignación de recursos y el desarrollo de contenidos. Al adoptar un enfoque flexible y reasignar recursos para cubrir el ámbito ampliado, el proyecto mantuvo su calidad y satisfizo las necesidades de los participantes de forma más completa. En última instancia, este ajuste fortaleció el proyecto, permitiendo una exploración más exhaustiva de los alimentos nocivos y ajustándose estrechamente a los intereses de las partes interesadas. La decisión colaborativa de ampliar el ámbito ejemplificó el compromiso del consorcio con la capacidad de respuesta y la calidad, garantizando que el proyecto siguiera cumpliendo eficazmente sus objetivos educativos.